“Legionario” (1998): El Viaje de Van Damme desde el Ring hasta el Desierto del Norte de África

En el vasto paisaje del cine de acción, “Legionario” se destaca como una joya subestimada que combina el drama de la guerra con la intensidad del boxeo. La película, protagonizada por el ícono de las artes marciales Jean-Claude Van Damme, nos lleva a un viaje desde las calles de Marsella en la década de 1920 hasta las arenas abrasadoras del norte de África.

La trama gira en torno a Alain Lefèvre, un boxeador que se encuentra en una encrucijada moral y física. Después de negarse a perder una pelea arreglada por la mafia, Lefèvre se ve obligado a huir y buscar refugio en la Legión Extranjera Francesa, donde se enfrenta a desafíos aún mayores. La película es una exploración de la redención, el honor y la supervivencia, temas universales que resuenan más allá de la pantalla.

Curiosamente, “Legionario” fue dirigida por Peter MacDonald, quien reemplazó a Sheldon Lettich poco antes de comenzar la producción1. Este cambio de último minuto en la dirección podría haber sido un presagio de los desafíos que enfrentaría la película, tanto en la producción como en la recepción crítica.

Uno de los aspectos más intrigantes de “Legionario” es su autenticidad en la representación de la Legión Extranjera. La película fue filmada en locaciones de Tánger y Ouarzazate, Marruecos, lo que le otorga un sentido palpable de lugar y tiempo2. Además, la película incluye la canción “Le Boudin”, el himno de la Legión Extranjera, aunque se presenta a un ritmo más rápido y con letras alteradas.

Van Damme, conocido por sus papeles en películas de acción y sus habilidades en las artes marciales, se aleja de su zona de confort para entregar una actuación que requiere un rango emocional más amplio. Su personaje, Lefèvre, es complejo y lleno de matices, un hombre que lucha contra sus demonios internos mientras enfrenta peligros externos.

La película también cuenta con un elenco de apoyo talentoso, incluyendo a Adewale Akinnuoye-Agbaje, Daniel Caltagirone, Nicholas Farrell y Steven Berkoff, cada uno aportando profundidad a sus respectivos personajes. La dinámica entre estos hombres, forjada en las adversidades del desierto y la batalla, es uno de los puntos fuertes de la narrativa.

A pesar de su presupuesto de 35 millones de dólares, “Legionario” no logró un gran impacto en la taquilla. Sin embargo, con el tiempo, ha ganado un seguimiento de culto, apreciado por aquellos que buscan una historia de acción con una dosis de humanidad.

En retrospectiva, “Legionario” puede verse como una metáfora de la carrera de Van Damme en sí misma: un luchador constante que, a pesar de los obstáculos, nunca deja de avanzar. La película es un testimonio de la perseverancia, tanto del personaje como del actor, y sigue siendo una adición valiosa al género de acción y aventura.

Para los aficionados al cine y los seguidores de Van Damme, “Legionario” ofrece una visión única de un período histórico fascinante y una perspectiva diferente del héroe de acción tradicional. Es una película que merece ser redescubierta y apreciada por su audacia y su inquebrantable espíritu de aventura.

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