Enfrentamiento en Moscú: McClane y su hijo contra la mafia rusa
¿Listos para una explosión de adrenalina? A Good Day to Die Hard (2013), conocida en español como Duro de Matar: Un Buen Día para Morir, trae de vuelta a nuestro héroe favorito, John McClane (Bruce Willis), en una aventura que lo lleva hasta las heladas calles de Moscú. Esta vez, McClane no está solo; se une a su hijo Jack (Jai Courtney), un operativo encubierto de la CIA, en una misión llena de acción y caos.
La trama gira en torno a un complot nuclear que amenaza con desatar el caos en Rusia. John McClane viaja a Moscú para ayudar a su hijo, quien se encuentra en problemas con la ley. Lo que comienza como una misión de rescate rápidamente se convierte en una batalla para detener un ataque terrorista a gran escala. La dinámica padre-hijo añade una nueva capa de emoción y humor a la ya explosiva fórmula de Die Hard.
Una de las curiosidades más interesantes de la película es que, a pesar de estar ambientada en Moscú, muchas de las escenas fueron filmadas en Hungría. La magia del cine, ¿verdad? Además, Bruce Willis insistió en realizar muchas de sus propias escenas de riesgo, demostrando una vez más por qué sigue siendo uno de los héroes de acción más icónicos de Hollywood.
Hablando de cameos, en una de las escenas iniciales, puedes ver a Sebastian Koch, quien interpreta a Komarov, viendo una noticia en la televisión. Si miras de cerca, notarás que el reportero es interpretado por el director John Moore, una divertida aparición que solo los más atentos podrán captar.
Y ahora, hablemos de errores. Durante una intensa persecución en automóvil, hay un momento en el que el parabrisas de McClane se rompe completamente. Sin embargo, en la siguiente toma, el parabrisas está milagrosamente reparado. Otro pequeño desliz ocurre cuando McClane y su hijo entran a un edificio lleno de escombros; en un momento, los escombros cambian de posición entre tomas.
Las anécdotas del rodaje también son fascinantes. Jai Courtney mencionó en entrevistas que trabajar con Bruce Willis fue como un sueño hecho realidad. Sin embargo, también reveló que hubo momentos en los que las escenas de acción se tornaron demasiado reales. En una ocasión, durante una explosión controlada, Courtney sufrió una quemadura leve, pero continuó filmando sin pausa, demostrando un espíritu digno de un McClane.
La interacción entre Willis y Courtney es uno de los puntos más fuertes de la película. Ver a McClane lidiar con los desafíos de ser padre mientras salva el mundo es tanto hilarante como conmovedor. La química entre ambos actores da vida a una relación auténtica que añade profundidad emocional a las secuencias de acción.
Un detalle curioso es que el título original iba a ser «Die Hard 24/7», pero fue cambiado a «A Good Day to Die Hard» para reflejar mejor el tono y la atmósfera de la película. Además, esta es la primera película de la franquicia en la que John McClane sale de los Estados Unidos, llevándonos a un escenario internacional lleno de nuevos retos y peligros.
Las escenas de acción son, como siempre, espectaculares. Desde persecuciones de coches por las concurridas calles de Moscú hasta tiroteos en edificios en ruinas, la película no da un respiro. La secuencia en la que McClane y Jack saltan desde un edificio mientras este se desmorona es particularmente impresionante y demuestra la habilidad de los realizadores para mantenernos al borde del asiento.
A Good Day to Die Hard es una montaña rusa de acción que no te puedes perder. Con una mezcla perfecta de humor, drama familiar y explosiones épicas, esta entrega de la saga Die Hard te mantendrá entretenido de principio a fin. ¡No te la pierdas!
Resumen: El intrépido detective John McClane (Bruce Willis) se reúne con su distanciado hijo Jack (Jai Courtney) en Moscú. Juntos, luchan contra la mafia rusa en una misión de la CIA para proteger a un preso político. Explosiones, persecuciones y diálogos ingeniosos se entrelazan en esta quinta entrega de la saga Die Hard
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La trama gira en torno a un complot nuclear que amenaza con desatar el caos en Rusia. John McClane viaja a Moscú para ayudar a su hijo, quien se encuentra en problemas con la ley. Lo que comienza como una misión de rescate rápidamente se convierte en una batalla para detener un ataque terrorista a gran escala. La dinámica padre-hijo añade una nueva capa de emoción y humor a la ya explosiva fórmula de Die Hard.
Una de las curiosidades más interesantes de la película es que, a pesar de estar ambientada en Moscú, muchas de las escenas fueron filmadas en Hungría. La magia del cine, ¿verdad? Además, Bruce Willis insistió en realizar muchas de sus propias escenas de riesgo, demostrando una vez más por qué sigue siendo uno de los héroes de acción más icónicos de Hollywood.
Hablando de cameos, en una de las escenas iniciales, puedes ver a Sebastian Koch, quien interpreta a Komarov, viendo una noticia en la televisión. Si miras de cerca, notarás que el reportero es interpretado por el director John Moore, una divertida aparición que solo los más atentos podrán captar.
Y ahora, hablemos de errores. Durante una intensa persecución en automóvil, hay un momento en el que el parabrisas de McClane se rompe completamente. Sin embargo, en la siguiente toma, el parabrisas está milagrosamente reparado. Otro pequeño desliz ocurre cuando McClane y su hijo entran a un edificio lleno de escombros; en un momento, los escombros cambian de posición entre tomas.
Las anécdotas del rodaje también son fascinantes. Jai Courtney mencionó en entrevistas que trabajar con Bruce Willis fue como un sueño hecho realidad. Sin embargo, también reveló que hubo momentos en los que las escenas de acción se tornaron demasiado reales. En una ocasión, durante una explosión controlada, Courtney sufrió una quemadura leve, pero continuó filmando sin pausa, demostrando un espíritu digno de un McClane.
La interacción entre Willis y Courtney es uno de los puntos más fuertes de la película. Ver a McClane lidiar con los desafíos de ser padre mientras salva el mundo es tanto hilarante como conmovedor. La química entre ambos actores da vida a una relación auténtica que añade profundidad emocional a las secuencias de acción.
Un detalle curioso es que el título original iba a ser «Die Hard 24/7», pero fue cambiado a «A Good Day to Die Hard» para reflejar mejor el tono y la atmósfera de la película. Además, esta es la primera película de la franquicia en la que John McClane sale de los Estados Unidos, llevándonos a un escenario internacional lleno de nuevos retos y peligros.
Las escenas de acción son, como siempre, espectaculares. Desde persecuciones de coches por las concurridas calles de Moscú hasta tiroteos en edificios en ruinas, la película no da un respiro. La secuencia en la que McClane y Jack saltan desde un edificio mientras este se desmorona es particularmente impresionante y demuestra la habilidad de los realizadores para mantenernos al borde del asiento.
A Good Day to Die Hard es una montaña rusa de acción que no te puedes perder. Con una mezcla perfecta de humor, drama familiar y explosiones épicas, esta entrega de la saga Die Hard te mantendrá entretenido de principio a fin. ¡No te la pierdas!
Resumen: El intrépido detective John McClane (Bruce Willis) se reúne con su distanciado hijo Jack (Jai Courtney) en Moscú. Juntos, luchan contra la mafia rusa en una misión de la CIA para proteger a un preso político. Explosiones, persecuciones y diálogos ingeniosos se entrelazan en esta quinta entrega de la saga Die Hard
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